En la plaza de Cascorro tiene Amadeo Lázaro una de las tascas más
míticas de Madrid, destacada en las principales guías gastronómicas. Los
Caracoles lleva 75 años ofreciendo recios guisos -entre los que brilla
el del molusco que le da nombre.
«Hay
que mojar pan en esa salsa, que está buenísima», sugiere Amadeo Lázaro,
de 88 años, a unos clientes que se afanan en sorber caracoles en un
rincón de una de las tascas más míticas de Madrid. Se da la vuelta y
vocea una comanda: «¿Salen ya esos torreznos?». «Pruebe usted el
bacalao», le ofrece -acto seguido- a un joven que estudia la oferta
gastronómica frente a una caña bien tirada. «Sirve aquí otro vino»,
pide al camarero cuando ve el vaso vacío de uno de sus parroquianos. Es
un mediodía cualquiera en Los Caracoles, la tasca en la que este
torbellino octogenario, natural de Adrada de Haza, lleva alegrándole la
hora del vermú a los madrileños desde 1942. Oficialmente está jubilado
hace ya tiempo pero el nervio no le deja -«no puedo vivir sin esta
droga»- y de vez en cuando hace de relaciones públicas en el local que
ahora gestionan dos de sus hijas y al que muchas guías gastronómicas y
de viajes han coincidido en señalar como uno de los más míticos de la
capital de España.